Comienzo por preguntarme si dormir suele ser una pérdida de tiempo, podría concluir ahora mismo con la respuesta. Dormir está sobrevalorado y creer estar despierto porque tus ojos están abiertos es una gran falta de verdad. Quizá una noche de insomnio sea sólo una búsqueda incesante de respuestas simples como si el café de la próxima mañana sabrá igual al de hoy o preguntas más complejas - no por eso más importantes - como qué trabajo decido tomar. Quizá no dormir sea un latido continuo de inquietud hacia el descubrimiento o un camino sinuoso de pensamientos que perturban.
Cuando tus ojos están abiertos podrías jurar que estás despierto aunque las respuestas pueden ser tan llanas e intrascendentes como cuando dices estar dormido. Hay una realidad estresante, a veces complicada, para muchos tristes, para muchos banal, y qué mejor que dormirse para no entenderla, para no aceptarla, para no vivirla. Hay un insomnio perenne en las almohadas de quienes se entusiasman por hallar nuevas palabras, por construir sobre tierras movedizas, por saciar aburrimientos. No hay excusas para no dormir, el desvelo produce stress, puede irritar, ponerte de mal humor y hasta cumplir con lo contrario y cerrarte los ojos. Sin embargo, la mayoría de las veces me despierto en el intento y no necesariamente acostada sobre una cama.
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