miércoles, 24 de diciembre de 2014

En este 2014 permitimos:


·        Que un niño nos cambie el humor… o la vida.
·        Dejar ir a Robin porque ya lo queríamos demasiado.
·        A Diego pelearse con Rocío.
·        Perder contra el mejor para saber “qué se siente” no serlo.
·        Ver panzas chatas que se inflaron de amor.
·        Entrar más narcos porque somos insaciables.
·        Oír los apellidos Salazar y Cirio refiriéndonos a política.
·        A Diego amigarse con Rocío.
·        Sonreír aunque no nos estén filmando.
·        Que un balde de agua se convierta en marketing efectivo.
·        A los grandes ser nuevamente chicos.
·        Que desaparezcan empresarios y aparezcan nietos.  
·        Aplaudir a Lucha Aymar.
·        A Diego violentarse con Rocío.
·        Seguir al que viene corriendo.
·        Ayudar al que viene tropezando.
·        Dejar crímenes impunes porque la intriga es nuestro género favorito.
·        Que “Cien años de soledad” se quede sin dedicatoria.
·        Cuidar a hijos de otros.
·        A la realidad convertirse en Relatos Salvajes.  
·        Palabras que lastimaron.
·        Palabras que sanaron.
·        A Diego demandar a Rocío.
·        La risa del corrupto.
·        La muerte del hambriento.
·        Adueñarnos de Francisco aunque no nos pertenezca.
·        Creer que la selfie estaba de moda hasta que hizo una tu mamá.
·        Bombas en La Franja y tiros en el barrio. 
·        Creer en la magia al ver aviones gigantes desaparecer.
·        A Diego ser perdonado por Rocío.
·        Que lo haga bien y que lo demás no importe. 
·        Largas noches para estar más despiertos.
·        No saber letras de canciones pero cantarlas más alto.
·        Retroceder en el tiempo matando por color.  
·        Dar hasta lo que no se pide.
·        La equivocación de Weather Channel. 
·        Que Diego ame a Rocío.
·        Que los viernes ya no sean para salir y los sábados sean para quedarse.
·        Al silencio ser aliado.
·        A la palabra convertirse en cuento.
·        Charlas que nos dejaron mudos.
·        Entregar el Nobel de la Paz a dos personas como sinónimo de paz.
·        Perpetuar que "Lo último que se pierde es la barriga, señor Esperanza".

Para el 2015, permitamos menos de lo que hiere.
Permitamos más de lo que encanta. 
Permitamos entrar felicidad para poder contagiarla.
Felices Fiestas!!

Agus


martes, 16 de diciembre de 2014

Pendiente



Esta noche escribiría la historia de un personaje que no dormía. Le pondría un nombre derivado de la mitología griega y la situaría en las cunas europeas de la literatura. Viviría en una cabaña alejada de la ciudad, bebería vino en cada cena y café negro en cada despertar. Llevaría su labial rojo en cada viaje, una boina negra cubriendo sus largos cabellos y un pañuelo azul en su garganta. Reposaría en las plazas a imaginar los diálogos de cada caminante y hablaría con extraños creyéndolos cercanos. Sería adicta a las castañas y las nueces, fumaría habanos baratos y compraría libros usados en una vieja librería de Montmartre.

Su cama tendría sábanas blancas sin necesidad de lavar, en su ropero colgarían corbatas de su amante viajero y en los espejos escribiría notas de qué comprar. Cocinaría pastas caseras y calmaría la ansiedad con baños nocturnos. Sería hija de inmigrantes polacos y tendría dos hermanos calvos. Viviría al lado de un matrimonio de ancianos no cansados de amar. Sabría de astronomía y enseñaría francés. Coleccionaría monedas extranjeras y apilaría zapatos pasados de moda. Espiaría tras las puertas y pasaría horas en un bar conquistando infieles. Maquillaría sus ojos con sombras oscuras, resaltaría sus ojos verdes y olería a perfume primaveral. Mordería sus labios sin intención de seducir y dejaría caer lágrimas en la completa oscuridad.



Escribiría la historia de este personaje pero hace tiempo que no puedo escribir, ya es tarde y aún no he dormido.