lunes, 25 de julio de 2011

Párrafo de Carta Al Eterno

"Eterno desde antes, eterno desde ahora, eterno desde siempre. No amo tu presencia. No amo tu demencia. No amo tu decoro. No amo tu testaruda voz. Sólo remoto, sólo cercano,amo lo ilógico de los dos. Desde el primero de los tactos hasta el último de los suspiros. Desde la primera flor bañada en diciembre hasta la última mueca de un marzo sin ganas. Desde lo irónico de las comas hasta el contraste de las pausas".

Dime

Dime si mi esfuerzo se desvanece con otros desganos. Dime si he cometido el error de justificar la poca luz que nos alumbra. Dime cuál es la palabra para evidenciar mis latidos y cuánto necesitas para aclamar mi respiro. Dime si aquellas magias no fantasearon en vano. Dime que no soy ilusa, que no me encanto con demasía. Dime que detrás de los humildes se esconde la verdadera grandeza. Dime que lo simple de los diálogos podría ser indicio de leyes justas. Dime que estoy para quedarme, que la lejanía no impone riesgos. Dime que la franqueza de mi mirada es la permuta de mi alma. Dime que este frío envenena cualquier fuego. Dime que lo que creo es posible, que lo que soñamos lo obtendremos. Dime que el pobre no está temblando bajo el imperioso cielo. Dime que las guerras sanarán. Dime que las respuestas no están vacías y que mi pregunta no es pueril. Dime que este ruego interno se escucha desde el sur. Dime que aquel nuevo día traerá la risa de un niño y su juego inocente. Dime que lo injustificable no tiene sentido y que mi grito sorpresivo toma fuerza. Dime si este desvelo durará toda la vida. Dime que hay amantes que conocen el amor. Dime que hay odiados que dejarán de serlo. Dime que mi realidad no me ciega, que mi verdad no me justifica. Dime que mi sed de entendimiento se saciará con optimismo. Dime que la sabiduría del maestro bastará para la ignorancia del alumno. Dime si te he pedido demasiado. Dime si este reclamo abruma tu bondad. Dime, mi Dios, tan sólo dime. 

miércoles, 20 de julio de 2011

Lo que NO haría por mis amigas/os

  • Tirarme en paracaídas
  • Hablar de decoración un viernes a la noche
  • Subirme a un avión sin empastillarme
  • Compartir un ex sin previo permiso firmado por las partes interesadas
  • Pagarles todas las deudas
  • Comer locro o mondongo
  • Ponerme medias atigradas en pleno invierno
  • Dar cariño sin motivos
  • Ir adelante cuando tienen miedo
  • Convencerme 100% que el hombre sí llegó a la luna
  • Cambiar de opinión sólo para complacerlos
  • Manejar a menos de 50km por hora en autopista
  • Hablar por teléfono más de 1 min. Es 2011, twitteame!

TODO LO DEMÁS, ESTOY CASI SEGURA QUE LO MERECERÍAN!

Los amigos no son incondicionales, hay cosas que NO harían por nosotros.

Y eso nos exige cuidarlos, respetarlos e invitarlos a contradecirte, aplaudirte, consentirte, retarte, agradecerte, pedirte, entristecerte, frenarte, empujarte, alegrarte.

Y cuando recibas alguna de esas invitaciones, el “gracias” quedará chico porque para alguien serás un gran amigo y eso siempre enriquecerá tu vida. 

jueves, 14 de julio de 2011

Mientras el gato está encerrado

Algo de mecánica cuántica está presente en nuestras emociones.
Schrödinger propuso en su teoría un experimento en el que utilizó un sistema formado por una “caja cerrada y opaca con un gato adentro, una botella de gas venenoso, una partícula radiactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse en un tiempo dado y un dispositivo tal que, si la partícula se desintegra, se rompe la botella y el gato muere”.
“Mientras no abramos la caja, el sistema tiene aspectos de un gato vivo y de un gato muerto, por tanto, sólo podemos predicar sobre la potencialidad del estado final del gato y nada del propio gato. En el momento en que abramos la caja, la sola acción de observar modifica el estado del sistema tal que ahora observamos un gato vivo o un gato muerto. La física cuántica postula que la pregunta sobre la vida del gato sólo puede responderse probabilísticamente”. 
El experimento del gato de Schrödinger nos enfrenta a considerar nuestro nivel de curiosidad que se alimenta progresivamente con un conjunto de situaciones reales. Los límites de nuestra capacidad de sorpresa, el ansia por conocer las respuestas, todo lo que estamos dispuestos a ofrecer a cambio de no pecar de ignorancia, la sensación de vacío ante un resultado poco convincente, la fragilidad que enfrentamos al no encontrar soluciones.
Tener dudas es preguntarse cosas. Y esas mismas dudas cuando se saldan, si es que se puede, originan nuevos interrogantes o acunan el término de la ansiedad de conocer. Me pregunto si es más feliz el que ignora o por lo menos vive con menos preocupaciones. Al mismo tiempo, veo lo peligroso de utilizar la imaginación para dar por muerta la duda. Eso inconcluso que refleja nuestra búsqueda e intensifica la esperanza del hallazgo. 
El experimento es para nosotros la vida misma. Es no jugarse por miedo, por pereza, por conformismo o es abrirla desde la ambición, la curiosidad, la impaciencia. En todos sus excesos y en todos sus defectos. Utilizamos esos métodos para enfrentarnos a las realidades y sin pensarlo, cada día que subimos a un ascensor no sabemos con quién nos podemos encontrar.
Aquí me surge una certeza: privilegiado aquel que tenga la oportunidad. Una frase muy utilizada es “la vida es una sucesión de momentos". Yo creo que es una continua toma de decisiones. No importa cuál es el riesgo, su magnitud ni su peso, puede ser la oportunidad de saltar en paracaídas o leer un libro el domingo por la tarde. Afortunado el que pueda elegir porque tiene recursos incluso para equivocarse o la valentía necesaria para enfrentar los resultados. Afortunado el que sea dueño de esa caja repleta de elecciones por tomar.  
De esta manera, vamos despertándonos a la mañana sin darnos cuenta que en la caja hay algo que podría significar éxito o fracaso, rico o incomible, frío o ardiente. Sabemos que esa caja contiene la posibilidad de algo, la consecuencia de un acto, el resultado de una ecuación, la cura de una frustración, el paliativo de un temor.
La caja. Si la abrimos aniquilaremos la duda, permitiéndonos el alivio, la desazón, el enfado, la euforia o cualquier emoción despertada en el descubrimiento. Y si decidimos dejarla cerrada habrá un “tal vez” inagotable, quizá vivo, quizá muerto.    


*La explicación del experimento de Schrödinger se simplificó en esta publicación pero es mucho más compleja y genera más interrogantes y pruebas.