lunes, 12 de agosto de 2013

Leer encanta


La enfermedad cura.
El misterio duda.
La cobardía oculta.
La verdad molesta.
El silencio confunde.
La escucha entiende.
El júbilo entusiasma.
La confianza permite.
La espera calma.
El pensamiento enloquece.
La oportunidad alienta.
La locura sabe.
La belleza ciega.

La inteligencia asusta. 

lunes, 5 de agosto de 2013

Decidir es una decisión


El despertador suena a las 6 am. Lo apago, duermo.
El despertador suena a las 6 am. Me levanto, el café me está esperando.

Decidir es alimentar las oportunidades y desechar otras. Es darse por vencido y también apostar por ganar. En una afirmación o en una negación, un abatido encuentro entre ir o quedarse. Un fugaz pensamiento entre tomar un café o cebar un mate, ir caminando o tomar un taxi, comer con menos o más calorías. Dejar atrás cosas, permitirse otras. Decidir es arriesgar y también asegurar. En la decisión nos equivocamos, también aprendemos. Podemos lastimar o lastimarnos, o ambos, o nada. Al decidir elegimos. Elegir también es una decisión.

Escribir o dejar un papel blanco, o que se transforme en lienzo, o que sea una mala idea en un tarro de basura, o que otro se adueñe de ella. Decidir es buscar el camino más corto pero difícil o el largo pero fácil. Decidir nos da poder. Con el poder decidimos. Decidimos si mirar o cerrar los ojos, enfrentarnos o callar, extender una mano o ver como otro cae.

Decidimos dar segundas oportunidades o  dejarlas pasar. Decidimos abrir un libro o compartir una película, invadirnos de soledad o ser junto a otros. Decidir es un hábito. Lo hacemos todos los días, a cada momento, reflexionando por mucho tiempo o sólo en segundos. Invierto o ahorro, playa o montaña, o ambas. Decidir es activar nuestro deseo. Lo que queremos lo hacemos real.

Avanzar o acomodarnos donde estamos. Decidir también es perder. Lo que no hacemos podrá ser arrepentimiento, podrá no serlo.  Decidir es probar. La lógica se ha esfumado de la vida hace mucho tiempo, quizá jamás existió. Probamos. Decidir es darse lujos. Lujo es poder optar por oportunidades. Desafortunado quién no tiene otra opción sobre la decisión.

Decidir es futuro. Las consecuencias de la acción, con o sin conciencia, traen verdades. Decidir es presente. Lo modifico todo el tiempo, el reloj no se detiene, lo que hagamos con él nos justifica pero no lo detiene. Decidir es proyectar. Lo que espero que suceda, frenar el suspenso.

Decidir es amar. Y amar es decidir. Lo que dejamos o lo que vamos a buscar. Decidimos qué vino acompaña la velada, cuántos cigarrillos iremos a fumar, qué palabra no quedará en el olvido.

Decidir es cambiar. Algo será distinto. Llamar o esperar el llamado, decirlo o sólo pensarlo. Fingir tenacidad o sensibilizarnos. Seguir a otros o que te sigan. Decidir es buscar. Algo nuevo comienza, una experiencia aún no vivida, algo simple, algo complejo, algo.

Decidir es olvidar. Algo perdemos, algo se nos va, algo nos abandona, algo nos invade. Decidir es tener esperanza, porque aquello que estamos por hacer lo hicimos decididos. ¿La duda? Y bue… la duda también es algún tipo de decisión.

Son las 3 am. Apago la luz, la vuelvo a prender.
Son las 3 am. Apago la luz, duermo.