Contundente es esta noche que despacio me despierta. Latente, confiada, leal. Algo perspicaz con mi seguridad, algo inminente con mi deseo. Frágil es aquel engaño sobre esta promesa, frágil mi lágrima repetida ante la cura del desprecio. Generosa es mi osadía frente a la permuta de mi silencio, sagaz es mi locura frente a la coherencia de otros mundos. Una música suave alimenta el compás de mis delirios y peca de compañía en medio de un solemne encuentro.
Sugerentes las fragancias que derrochan recuerdos y me coronan fervorosa. Tenue es la luz que sonríe mientras camino hacia un ardiente café que aclama palabras. Un sencillo respirar que acomoda mis sentidos y vuelvo donde jamás creí haber estado. Mis labios se estremecen, se unen lentamente, se aman. Como un rocío imprevisto, como una nube en medio de un cielo despejado. Calma, sedienta, sincera, transparente. Durante un desconocido transitar donde mis pies ya no tiemblan, mis manos ya no dudan, mis ojos lo descubren, mis oídos se empalagan.
Decente, verdadero, cordial. Un anochecer que ya ha sido, un oscuro inspirador, una profunda debilidad. Un poco de lo que soy en un tumulto de lo que aún no he sido. Encendiendo una íntima madrugada donde nada temo, donde todo busco, donde todo soy. Desnudándome me comprendo, me aliviano, me creo. Surge como brisa, no se esfuma, perdura. Se desliza por mis venas, me inspira, me encanta, me vacía, me entiende, me sonríe.
Compleja, intensa, latente. Jala con extremo vigor y no me deja escapar. No quiero escapar. Nace, renace, complace desolaciones, me enmudece, me halaga. Delicada, dúctil, pura. Sin ensayos, sin errores.
Aquí, donde mis ojos descansan, donde mis histerias se acaban, donde mi timidez se distancia. Aquí, la tranquilidad se apodera de mis inquietudes, las olvida, las libera. Algo me relaja, me permite, me complace, me completa, me sincera, me tolera. Aquí, el anhelo me concede la valentía para susurrar aquello que, hasta hoy, no hallaba su infalible melodía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario