miércoles, 18 de diciembre de 2013

2013, merecida dedicatoria.



A las Pringles, porque nos hacen mejores personas.


A los que se animaron a decir.


A los que se animaron a callar.


A los programas de chimentos que nos hacen más sordos.


A los libros que nos llevaron de viaje.


A los viajes que nos llevaron a libros.


A los desaparecidos, violentados y muertos en democracia.


A Francisco I por sanar un poco más al mundo.


A los que piensan demasiado.


A los que no que no dudan ni un instante


Al Plidán, por dar respiro a las realidades.


A los que googlearán la palabra Plidán.


A los errores de ortografía de las historias que contamos.


A las páginas en blanco que se rinden ante la imaginación.


A los buscas que no paran.


A las urnas que hablan sin hacerse entender.


A Breaking Bad y Dexter, que se fueron vistiendo la realidad de ficción.


A New York.


A los que se dejaron sorprender.


A los que sorprenden.


Al sillón beige.


A la copa de vino que entendió todo.


A los culpables que quedaron encerrados.


A los que nacieron para darnos un suspiro de vida.


A los que se fueron porque estaban cansados.


A Beyonce, por alimentar nuestra envidia.


A la nostalgia que se guarda y siempre vuelve.


A los pacientes que esperaron nuestras calmas.


A los oídos que se aguantaron gritos.


A las palabras que necesitaron oídos.


A las lágrimas derramadas, para que no vuelvan.


A los niños, que embellecen con inocencia.


A los que ganaron batallas.


A las dejadas que supieron bailar.


A los dejados que supieron verlas bailar.


A los que cuidan sin pedir algo a cambio.


A la madrugada y la belleza de su silencio.


Al que llegó para quedarse pero aún no lo sabe.


Al que se fue sin pedir permiso.


A todo lo que extrañaremos, a todo lo que olvidaremos.


Al tiempo, que no cura pero calma.


A la música que no conocíamos.


A los agradecidos que supieron recibir.


A los que perdonan y enriquecen nuestras obras.


Al café que nos despertó de la vida.


A las discusiones que nos cachetearon la realidad.


A la amistad por no darse por vencida.


Al amor por permitirnos historias.


A la familia por acunar y proteger.


A WhatsApp por hacernos más impacientes.


A Twitter por hacernos creer poderosos.


A Facebook por enmascarar realidades.


A los que piensan que tienen la vida armada.


A los que arman la vida.


A los que aman la vida.


A los que entendieron que el día de hoy aún no está escrito.


A los que entendieron que el 2014 aún no está escrito.


A quienes están dispuestos a escribirlo.


A los que ya lo escriben.


Salud, luz y paz para ustedes y sus familias.


Agus



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