A las Pringles, porque nos hacen mejores personas.
A los que se animaron a decir.
A los que se animaron a callar.
A los programas de chimentos que nos hacen más sordos.
A los libros que nos llevaron de viaje.
A los viajes que nos llevaron a libros.
A los desaparecidos, violentados y muertos en democracia.
A Francisco I por sanar un poco más al mundo.
A los que piensan demasiado.
A los que no que no dudan ni un instante
Al Plidán, por dar respiro a las realidades.
A los que googlearán la palabra Plidán.
A los errores de ortografía de las historias que contamos.
A las páginas en blanco que se rinden ante la imaginación.
A los buscas que no paran.
A las urnas que hablan sin hacerse entender.
A Breaking Bad y Dexter, que se fueron vistiendo la realidad de ficción.
A New York.
A los que se dejaron sorprender.
A los que sorprenden.
Al sillón beige.
A la copa de vino que entendió todo.
A los culpables que quedaron encerrados.
A los que nacieron para darnos un suspiro de vida.
A los que se fueron porque estaban cansados.
A Beyonce, por alimentar nuestra envidia.
A la nostalgia que se guarda y siempre vuelve.
A los pacientes que esperaron nuestras calmas.
A los oídos que se aguantaron gritos.
A las palabras que necesitaron oídos.
A las lágrimas derramadas, para que no vuelvan.
A los niños, que embellecen con inocencia.
A los que ganaron batallas.
A las dejadas que supieron bailar.
A los dejados que supieron verlas bailar.
A los que cuidan sin pedir algo a cambio.
A la madrugada y la belleza de su silencio.
Al que llegó para quedarse pero aún no lo sabe.
Al que se fue sin pedir permiso.
A todo lo que extrañaremos, a todo lo que olvidaremos.
Al tiempo, que no cura pero calma.
A la música que no conocíamos.
A los agradecidos que supieron recibir.
A los que perdonan y enriquecen nuestras obras.
Al café que nos despertó de la vida.
A las discusiones que nos cachetearon la realidad.
A la amistad por no darse por vencida.
Al amor por permitirnos historias.
A la familia por acunar y proteger.
A WhatsApp por hacernos más impacientes.
A Twitter por hacernos creer poderosos.
A Facebook por enmascarar realidades.
A los que piensan que tienen la vida armada.
A los que arman la vida.
A los que aman la vida.
A los que entendieron que el día de hoy aún no está escrito.
A los que entendieron que el 2014 aún no está escrito.
A quienes están dispuestos a escribirlo.
A los que ya lo escriben.
Salud, luz y paz para ustedes y sus familias.
Agus
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