miércoles, 5 de agosto de 2015

Hambriento

Por vigésima cuarta vez había leído “Funes el memorioso” y en él me quedé pensando mientras caminaba de vuelta a casa bajo el tibio sol de invierno. De repente, una fuerza ajena me sorprendió de atrás y quiso adueñarse de mi cartera. Logró su cometido con un profesionalismo exitoso. El joven salió corriendo y con bronca grité:

-        Flaco, ¿por qué no me robás el libro?

Se dio vuelta mientras huía y sonriendo respondió:

-        No señorita, tanto hambre no tengo. 

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